Finalmente, el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses (INCIFO) entregó a la señora Laura Cabañas los restos de su hijo Julio César Cervantes Cabañas, desaparecido hace más de tres años y cuyos cuerpo fueron donado a la Escuela de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, en enero de este año. Julio César hoy será velado y mañana enterrado en el Panteón Dolores.
“Eso es lo que intento, que de verdad se haga justicia porque mi hijo fue torturado. Mi hijo tiene en las muñecas amarres de los pies también y quemaduras de cigarro y todo. Fue torturado, muerto de hambre… yo pido a las autoridades de verdad que tomen en sus manos la justicia. Ahorita se lo dije al Fiscal de Desaparición Forzada. Dijo que ‘iba a hacer todo lo posible por esclarecer esto’… estoy confiando en que de verdad haya justicia”, expresó la señora Laura al salir del INCIFO, detrás de la carroza que trasladaba los restos de su hijo.
Se dijo que “se mandó a la escuela de medicina porque tienen convenios. Háganme el favor de que diga que tiene convenios. ¿Con quién o por qué? A ver, ¿qué le parecería que uno de sus familiares lo llevaran como rana a estudiar? No es posible. Y teniendo aquí todas las huellas, todos los datos de mi hijo, mi dirección, los ADN de nosotros, no se vale. (El cuerpo de su hijo que fue arrojado en un camellón en la delegación Coyoacán) llegó en enero (2024) y hasta ahorita me lo dan. Y me lo dan en unas condiciones deplorables… Aquí pueden hacer lo que su regalada gana se les dé. ¡Aquí no pasa nada!”, reclamó la señora Cabañas.
“El cuerpo de mi hijo está negro, de tanto reactivo. No se vale…¡No, ahorita me voy con todo’. Esto no puede ser. Yo lo que quiero es justicia. Y si no, a ver a dónde, cómo la consigo. Pero se tiene que castigar esto”, advirtió la señora Cabañas.
—“¿Algún reclamo a la presidenta Claudia Sheinbaum?”, se le inquirió.
—“Pues yo creo que ya lo debe de tener (el caso) en la mesa…. porque sabe que atrás de mí hay cinco mil madres (de los desaparecidos en Ciudad de México, más de 120 mil a nivel nacional). Allá ando en toda la república buscando a mi hijo. Y resulta que está aquí en una escuela de medicina. ¡No se vale!”, finalizó la señora Laura Cabañas.
Por su parte, Jacqueline Palmeros, del grupo de madres buscadoras capitalinas “Una Luz en el Camino” y mamá de Monserrat, una joven desaparecida, remarcó que el caso de Julio César es “uno de los muchos que ya han pasado por aquí. Yo como mamá también que busco, es muy indignante el trato que nos da desde el INCIFO hasta la Fiscalía.
Hoy sabemos que faltan a los protocolos, que no hay un sistema que nos garantice que cuando nuestros hijos lleguen aquí o si es que ya están aquí y en una fosa común, lo vamos a saber. Ellos ocupan algunos lineamientos de identificación como huellas dactilares, en teoría debería de hacerles un perfil genético, pero algo que nos llamó mucho la atención fue que dijeron que el deber ser dice ‘resguardar la muestra’, eso quiere decir que tienen cientos de muestras ahí adentro, sin perfilar y que no sabemos si alguna de ellas puede pertenecer a nuestros hijos.
“Imagínense cuando ya aparecen en restos óseos que no hay huellas dactilares. Definitivamente aquí tienen esa información… hay recursos que le han sido negado a la institución para comprar los reactivos necesarios para poder perfilar todo lo que tienen de rezago. También es muy doloroso que acepten que hay muestras que se echan a perder con el tiempo y que nunca vamos a saber quiénes eran esas personas”.
“No están haciendo bien su trabajo, se viene haciendo mal desde hace muchos años y en todo están fallando. O sea, ¿de qué nos serviría que tengan la muestra? ¡si no la procesan! Si no tienen los reactivos, si no están confrontando las huellas dactilares tampoco con un sistema que se supone que ahí nos tienen a todas las personas que estamos buscando un ser querido desaparecido”, añadió la señora Palmeros.
“En teoría no tendrían ni por qué haberlo donado al Instituto Politécnico Nacional, Y nos dio una explicación muy absurda, como es que ‘si no hubiera cuerpos donados, ¿cómo iban a estudiar la ciencia?’ No estamos en contra, pero se tiene que protocolizar, se le tiene que pedir permiso, autorización a las familias… Sabemos el flujo de migrantes grande que hay, que eso podría tal vez entorpecer o desgastar estas pruebas genéticas, pero nada justifica ni disculpa que no estén haciendo nada por las más de 120 mil familias que están buscando a sus desaparecidos en todo el país.
Solamente aquí en la Ciudad de México hay más de 5 mil madres buscando y es bien triste darte cuenta de estos errores porque es una lucha en vano. Estamos luchando solas, solos… pero salió algo muy bueno y creo que va a ser bondadoso, si es que realmente se lleva a cabo, que es la coadyuvancia del Poder Judicial, Gobierno Central, Comisión de Búsqueda, Fiscalía, INCIFO y, por fin, las familias que están buscando para hacer una identificación más efectiva”, finalizó Jacqueline Palmeros al adelantar que el encuentro será el próximo 21 de noviembre en el propio INCIFO.