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En el marco del Día Mundial de la Diabetes, Educación con Rumbo pide revisar las nuevas medidas que se han aprobado para regular la venta de alimentos chatarra en las escuelas de educación básica, porque la decisión “aunque parece un avance, resulta insuficiente frente a la alarmante crisis de salud infantil que vive el país”.
Décadas de normatividad para promover una alimentación adecuada no han frenado el creciente índice de obesidad y diabetes infantil. Los altos niveles de enfermedades relacionadas con la mala alimentación en menores reflejan que las soluciones regulatorias no han logrado un cambio efectivo ante esta grave situación, agrega la agrupación.
La eliminación de las Escuelas de Tiempo Completo y la interrupción de desayunos escolares saludables, tanto fríos como calientes, dejaron a miles de estudiantes sin acceso a alimentos nutritivos durante su jornada escolar, generando un vacío que la comida chatarra ha llenado. La publicación de los nuevos “Lineamientos generales para la preparación, distribución y expendio de alimentos y bebidas en las escuelas del Sistema Educativo Nacional” es solo una respuesta parcial que ignora el profundo impacto de haber desaparecido programas previos y no enfrenta de raíz el problema de salud pública, añadió Patricia Ganem, Coordinadora del Observatorio de Investigación de Educación con Rumbo.
“Desde Educación con Rumbo queremos enfatizar que cargar toda la responsabilidad a las escuelas sin involucrar a la familia en el cuidado de la alimentación es una medida desproporcionada y superficial”, dijo.
No obstante, la pregunta clave es si los gobiernos federal, estatal y municipal están realmente creando las condiciones necesarias para aplicar y cumplir con la normatividad establecida.
México sigue ocupando los primeros lugares en obesidad infantil y diabetes juvenil en el mundo, una realidad alarmante que ha trasladado un padecimiento, típicamente visto en adultos mayores de 40 años, a niños de entre 8 y 10 años. Los datos son contundentes: un sondeo de la campaña “Escuelas Saludables” reveló que el 98 % de las escuelas evaluadas aún venden comida chatarra, el 76 % ofrece refrescos con azúcar, el 93 % ofrece bebidas azucaradas, y el 75 % tiene acceso a comida no saludable fuera de sus instalaciones.
Pero el problema va más allá de las aulas y requiere un cambio de hábitos que empiece en el hogar y se respalde con políticas públicas efectivas que restablezcan los programas de apoyo alimentario en las escuelas, mencionó Ganem.
Por su parte, Paulina Amozurrutia subraya que restringir la venta de productos chatarra en las escuelas es solo una solución superficial si no se acompaña de una estrategia integral que fomente hábitos alimenticios saludables desde la familia. Sin el compromiso de todos los sectores, por más medidas que se implementen en los planteles educativos, no lograremos frenar la crisis de salud que afecta a las niñas, niños y adolescentes de México. Las leyes por sí solas no cambiarán los índices de diabetes y obesidad infantil.