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En respuesta a los resultados de las elecciones generales del martes 5 de noviembre que dieron como ganador a Donald Trump, y la amenaza que eso significa sobre las libertades individuales y colectivas, al menos 4 mil personas marcharon el pasado fin de semana por las calles de Manhattan.
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Los convocantes fueron decenas de organizaciones por la defensa de los migrantes, de la educación pública y sindicatos. El mensaje que deseaban enviar era el de unión, de protegerse de las amenazas de una segunda administración trumpista.
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Apenas el viernes 8, Mike Davis, quien hasta ese instante encabezaba las apuestas para ser el fiscal general en la siguiente administración, dijo en una entrevista: “vamos a deportar a mucha gente, 10 millones y la cifra irá en aumento. A los bebés ancla, a sus padres, a sus abuelos, vamos a meter a los niños en jaulas. Va a ser Glorioso”.
Pese a que el ex congresista Davis, anunció horas después de su polémico mensaje que no iba a regresar a la administración pública, el tono antinmigrante fue la norma durante los dos años de campaña de Donald Trump: “Los migrantes están envenenando la sangre de nuestro país”, arengaba en cada oportunidad el entonces candidato.
Marcha en Nueva York
Por eso en respuesta, migrantes sobre todo de centro y Sudamérica, iniciaron marchando pasado el mediodía en la calle 62 y la 8a Avenida frente a Central Park. Desde ahí las consignas calentaron el ambiente:
- ¡Sin miedo y sin odio, lo inmigrantes son bienvenidos aquí!”.
- ¡Aquí estamos y si nos echan nos regresamos!”.
- ¡Ellos dicen ´regrésate´, nosotros decimos ´defiéndete!”.
La marcha pretendió ser la primera de muchas que buscarán rechazar la agenda divisiva, racista, misógina y antiinmigrante de Donald Trump. Sus promesas de atacar a las familias inmigrantes, revertir las protecciones para las personas trans y queer y desmantelar las leyes climáticas han despertado la preocupación de amplios sectores, sobre todo los más vulnerables: comunidades negras, morenas, de bajos ingresos e inmigrantes en general.
