De 22 jefes de Estado, presidentes y primeros ministros invitados a la Cumbre Iberoamericana que se reunió en Cuenca en dÃas pasados, solamente asistieron: el rey de España y los presidentes de Portugal y Andorra, ningún presidente americano, el vicepresidente de El Salvador y los cancilleres de Costa Rica y Panamá. Las demás delegaciones estuvieron presididas por los embajadores y jefes de misión acreditados en Ecuador.
No se emitió la Declaración de Cuenca por un desacuerdo entre las delegaciones de Cuba -que pretendÃa incorporar la condena al embargo de Estados Unidos– y la oposición de Argentina, cuyo canciller fue destituido recientemente por apoyar una propuesta similar en otro foro. Es la primera vez que una reunión de este grupo concluye sin un documento de consenso.
Se ignoró que en las mismas fechas se reunirÃa la Cumbre Asia-PacÃfico en Lima, con la presencia de los presidentes Biden, Xi Jimping, Boric, la anfitriona Boluarte y otros lÃderes zonales. Xi aprovechó su estadÃa en Lima, para inaugurar un mega puerto en Chancay con inversión china de 3.600 millones de dólares, que revolucionará la comunicación marÃtima entre los paÃses americanos y los puertos chinos.
También pesó la suspensión de la vicepresidenta Abad por resolución de un funcionario subalterno, la ministra del Trabajo, y el insólito ingreso a la embajada de México para detener a Glas. Tampoco se tuvieron en cuenta las dificultades logÃsticas de Cuenca. Todo ello supone un descuidado manejo diplomático que provocó el fracaso de la reunión.
Es difÃcil entender que una diplomacia capaz, experimentada y conocedora de las relaciones internacionales, como la ecuatoriana, pueda haber cometido tantos errores. HabrÃa que conocer los entretelones del gobierno, el manejo atolondrado de la cancillerÃa y un régimen dedicado a la reelección del presidente, para entender -no justificar- el faux pas de la cancillerÃa.
Ojalá la penosa experiencia de esta cumbre sirva para retomar la conducción profesional de la cancillerÃa, evitar las influencias politiqueras y que el paÃs repita estos errores que dañan su imagen internacional.