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Si en México, la pobreza menstrual afecta a 4 de cada 10 mujeres, quienes no tienen acceso a productos de higiene adecuados debido a su costo o disponibilidad; para las mujeres en prisión, “sin toallas sanitarias, tampones o copas menstruales, muchas recurren a calcetines viejos, cartón o incluso al relleno de colchonetas para gestionar su menstruación, exponiéndose a infecciones”, señaló la asociación Mujeres Unidas por la Libertad, con el apoyo de Lunam (marca de bienestar para el periodo).
“La privación de la libertad no debe significar la pérdida de la dignidad”, apunta el grupo al demandar que se incorporé la ropa interior menstrual ‘reutilizable’ como parte del uniforme oficial de las mujeres privadas de la libertad en México.
Entre 2020 y 2025, el número de mujeres privadas de su libertad aumentó un 33.43%, pasando de 10,589 a 14,129, lo que agrava aún más la problemática de la gestión menstrual digna en las cárceles de México, añadió la agrupación.
“Menstruar no es un privilegio, es un derecho. Es fundamental que las autoridades garanticen el acceso gratuito y suficiente a productos de higiene femenina en los centros penitenciarios”, remarca Mujeres Unidas por la Libertad, al recriminar que “el sistema penitenciario mexicano está diseñado desde una perspectiva masculina e ignora las necesidades específicas de las mujeres; las cárceles carecen de infraestructura adecuada y recursos suficientes para garantizar condiciones dignas. La falta de acceso a productos menstruales vulnera los derechos humanos de las mujeres privadas de su libertad”.
Este mes de marzo, Mujeres Unidas por la Libertad lanzó su campaña #UnPeriodoEnPrisión, bajo una perspectiva de inclusión y derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en reclusión y entregó ropa interior menstrual al 25% de la población del Centro Femenil de Reinserción Social de Tepepan.
“Incluir la ropa interior menstrual en el uniforme oficial de los centros penitenciarios conlleva grandes beneficios, ya que se trata de una prenda reutilizable con una duración de varios años, lo que permitiría una gestión menstrual digna, por lo que demandan que sea parte del kit de ingreso”, comentó Hilda Téllez, activista en pro de la reintegración en el sistema penitenciario de México.