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Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) realizó el conversatorio “Cáncer de mama no es sinónimo de muerte”, en el que personas sobrevivientes compartieron testimonios sobre el impacto físico y emocional que conlleva el diagnóstico y tratamiento de esta patología.
El director general, Martí Batres Guadarrama instruyó en la realización de este evento organizado por la Subdirección de Atención al Derechohabiente del instituto, con lo que se suma a las acciones del mes rosa, llamado así por estar dedicado a crear conciencia y sensibilización sobre el cáncer de mama, que es el más común y principal causa de muerte en mujeres de todo el mundo.
A través de experiencias compartidas por supervivientes y la participación de especialistas, la charla se centró en empoderar a las asistentes para adoptar hábitos de salud proactivos y usar recursos adecuados para enfrentar este proceso con esperanza y resiliencia.
La subdirectora de Atención al Derechohabiente, Laura Muy Roldán, recordó que el Issste brinda atención integral a población derechohabiente, con la finalidad de dar respuesta óptima a esta patología y mejorar su pronóstico, a través de los Centros de Detección y Diagnóstico de Cáncer de Mama distribuidos en diferentes unidades médicas en todo el país, cuya ubicación puede consultarse en el siguiente enlace: https://bit.ly/407KyYe.
Al respecto, el especialista del Servicio de Oncología Médica del Centro Médico Nacional “20 de Noviembre”, Eduardo Cárdenas Cárdenas, informó que estos lugares están equipados con más de 93 mastógrafos, lo que permite que la población tenga acceso a diagnósticos tempranos que contribuyen a disminuir la mortalidad en el sexo femenino por esta causa.
El cáncer de mama se caracteriza por la multiplicación descontrolada de las células de las mamas, lo que lleva a la formación de tumores malignos. Si no se detecta y trata a tiempo, puede diseminarse por todo el cuerpo y poner en riesgo la vida de quien lo desarrolla. En México, 80% de los casos se diagnostican después de los 50 años. Sin embargo, cada vez es más común detectarlo en menores de 40 años, lo que resalta la importancia de buscar síntomas intencionalmente.