Hay procesos de la historia que son fatales. Transitan y retornan. El muro de BerlÃn fue construido en 1961, por la República Democrática Alemana, entonces, uno de los satélites de la Unión Soviética. Llamado el «muro de la vergüenza», la «cortina de acero» o el «telón de acero», esta última expresión utilizada por Winston Churchill. La división de BerlÃn provino del reparto de los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial y de la preñez de la Guerra FrÃa. De un lado, se estructuró la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, 1949); y, del otro lado, El Pacto de Varsovia (1955). Dos bloques enfrentados. Dos mundos. Dos visiones ideológicas: Las democracias representativas de libertad y los totalitarismos de partido único. El muro del encierro permaneció 28 años.
El 9 de noviembre de 1989, se produce el desplome del muro de la ignominia. Precipita el derretimiento de la Guerra FrÃa. Ahora celebramos los 35 años de este hecho de la historia. Con su caÃda, se produce la reunificación de la República Federal de Alemania (octubre 1990) y la consecutiva disolución de la Unión Soviética (1991). Sucesos que, al momento, explican el empeño imperial de Putin, con su criminal invasión y su guerra en Ucrania.
Hay frases que caben mencionarse sobre la caÃda del muro: la primera proviene de Bill Clinton, quien expresó con emoción: «Ciudadanos de BerlÃn, habéis ganado vuestra lucha y demostrado que ningún muro puede encerrar para siempre la libertad». Salman Rushdie: «No soy un profeta y siempre pensé que las dictaduras acaban cayendo, pero jamás creà que iba a caer el muro». Y, MijaÃl Gorbachov: «sólo hay ganadores».  La destrucción del muro fue una positiva señal para la humanidad. La expansión de la democracia, las libertades, el valor de la dignidad humana y el eclipse de los totalitarismos.
Pero, hay señales de una congelación en la convivencia mundial. Una amenaza a la vista. Me refiero no solo a la transnacionalización de los fundamentalismos, del terror, el narcotráfico u otros delitos que se expanden sin fronteras.  Nos deslizamos hacia otra ola de enfriamiento que se expresa en la disyuntiva entre un mundo democrático y un bloque autoritario y totalitario. El empeño ruso de expandir su influencia, la exportación del terror desde Irán, la decisión de Corea del Norte y Cuba, para incrustarse en la guerra rusa en Ucrania, Está llegando otra Guerra FrÃa. Y lo espantoso: la amenaza de Putin con desencadenar la tercera guerra mundial. Â